Cultura

La Trapa recibe su nombre de la comunidad de monjes trapenses que se instalaron allí en 1810, huyendo de la revolución francesa. Transformaron el valle y construyeron un conjunto de elementos ligados a la arquitectura rural, entre los cuales destacan un monasterio, hornos de cal, carboneras, un molino, varias eras, bancales con piedras perfectamente talladas y un ingenioso sistema hidráulico formado por tres fuentes de mina y multitud de canalizaciones (inspirado en los qnats árabes). Todo esto conforma una valiosa muestra de la arquitectura tradicional de la montaña mallorquina.

El monasterio

La construcción más significativa de la finca es el antiguo monasterio. Se trata de una edificación de 800 m² de planta y dos alturas, y que incluye los restos de una capilla abovedada.

El paso de los años ha degradado severamente las edificaciones, pero recientemente hemos podido recuperar algunos espacios para apoyar a las tareas de gestión de la finca y la acogida del voluntariado.

Los bancales

Una característica que define el paisaje de la Sierra de Tramuntana es la presencia de bancales que facilitan la agricultura en las zonas de más pendiente. Para los trapenses, la construcción de bancales permitió disponer de suelo fértil para la alimentación de monjes y del ganado, además de conformar un excelente sistema para la mejora de la infiltración de las lluvias, la reducción de la escorrentía superficial y la canalización del agua para su recogida.

La gran cantidad de bancales presentes en La Trapa son una buena muestra de la enorme actividad agrícola allí desarrollada.

El molino

Esta joya de la arquitectura rural está formada por una caseta con tejado a dos aguas y firme a dos alturas. Está distribuido de forma que existe un espacio para el trabajo de tracción del animal de tiro (normalmente un asno), que hacía girar el mecanismo que permitía moler el grano de trigo, y otra zona destinada al alojamiento y alimentación del animal.

Este elemento conforma un engranaje perfecto con el conjunto de bancales (que aportaban el cereal) y la era (donde se batía para separar el grano), dando como fruto la harina que permitía en gran parte el sustento, tanto de la comunidad religiosa como de los agricultores que continuaron con la gestión de las tierras.

El sistema de captación de agua

Aprovechando la propia cuenca hídrica del valle, se construyeron varios túneles de captación integrados en los mismos bancales que se hicieron sobre la antigua torrentera. Están construidos con piedra, sin ningún tipo de aglomerante, y permiten acceder a los diferentes puntos del lecho del valle donde se concentra el flujo de las aguas que, después de percolar a través de los materiales, fluye en dirección a la alberca donde se recoge el agua.

El sistema está constituido por tres fuentes de mina situadas en el fondo otros tantos túneles de piedra transitables. El primer túnel tiene una longitud de 11 metros y desemboca directamente en la alberca. El segundo y tercer túnel son más largos (20 y 22 metros, respectivamente) y disponen de un pozo vertical de ventilación e iluminación. Destaca el pozo de la segunda mina, con un diámetro de 2 metros y una altura de 8 metros.